Ingredientes
12 alcachofas
1 manojo de perejil
Una pizca de sal
60 g de harina
400 ml de aceite de oliva
PRAPARACION:
Limpia las alcachofas: elimínales las hojas exteriores con la ayuda de un cuchillo: resigue el contorno de la hortaliza con el cuchillo cortándole las hojas y dejando únicamente el corazón. Corta el tronco de la alcachofa y resigue la base de la misma con el cuchillo para cortarle los restos de hojas que le hayan quedado. Corta las puntas de las hojas que le quedan de forma que solo te quede el corazón. Con un cuchillo o con una cucharita, retira la pelusa que queda en el interior del corazón de la alcachofa. Corta a trozos unos troncos de perejil y colócalos en un recipiente con agua. Sumerge la alcachofa en el agua con el perejil. Como esta hierba tiene mucha vitamina A, la alcachofa no se te oxidará. Opcionalmente, colócale un peso encima para que la alcachofa no flote y no se oxide por el lado que quede desprotegido del agua con perejil. Repite la operación con todas las alcachofas.
Pon a calentar una olla con agua, sal y más troncos de perejil. Hiérvele las alcachofas (opcionalmente con un peso encima para que no floten). Sabrás que están cocidas cuando, al pincharlas con un cuchillo, se desprendan de su filo con facilidad. Retira la cazuela del fuego y reserva las alcachofas en el líquido de cocción.
Funde a fuego muy lento en un cazo la pastilla de esencias para la plancha de ajo y perejil Gallina Blanca. Una vez que esté líquida, déjala enfriar. Bate los huevos, agrégales la pastilla de ajo y perejil y condiméntalos con un poco de sal.
Escurre las alcachofas. Córtalas a cuartos y sécalas bien con un papel absorbente. Pásalas por harina y luego por la mezcla de huevo, ajo y perejil. Fríe las alcachofas en aceite de oliva bien caliente hasta que estén doradas. Escúrrelas sobre un papel absorbente antes de servirlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario